¿QUIÉN MATÓ A LA PRENSA TRADICIONAL?

No se trata de una muerte rápida y sin dolor, al contrario: la prensa digital, junto con Internet y sus secuaces llevan años -casi dos décadas- apuñalando y asfixiando con ensañamiento y alevosía a lo que hoy conocemos como prensa tradicional.

Con una actitud parecida a la de las típicas señoras estrella de los telediarios más macabros que, tras haber ocurrido un terrible caso de violencia de género en su edificio, ellas sólo atinan a esbozar un 'nunca pensé que esto podría pasar; él era muy majo, siempre saludaba cuando nos cruzábamos por el portal...', los directivos y/o responsables de los medios no han sabido reaccionar a tiempo y es ahora cuando están pagando las consecuencias.

Consecuencias que podemos observar en el acentuado descenso de ventas e ingresos publicitarios -y por ende, de beneficios- que han sufrido la inmensa mayoría de rotativos de Occidente, y que esto ha llevado, entre otras cosas, a que deban producirse drásticas reducciones de plantilla para así disminuir los costes.

Pero, ¿por qué la prensa digital le ha comido terreno a la prensa tradicional? Creo que las causas son más que evidentes: queremos información inmediata, gratis y fiable. Los periódicos digitales pueden ofrecernos un dinamismo informativo gratuito que hace que los clásicos no puedan competir con ellos (de la veracidad de los medios digitales ya hablaremos en otro momento).

Como decía, los empresarios del campo de la información no han tenido visión de futuro y el culto a la rentabilidad inmediata ha provocado que las empresas periodísticas no hayan elaborado proyectos de inversión a medio o largo plazo: 'Internet no provoca beneficios y por ello no vamos a invertir más de lo imprescindible en él'. En los últimos años es cuando se han dado cuenta de este grandísimo error y es cuando han ido creando versiones digitales de sus periódicos, pero claro, la competencia en la red es masiva y hay ocasiones en las que tener un nombre o una marca muy conocida no es suficiente para salvarse de la quema.

Por otro lado, y a pesar de que se reduzcan de manera más que considerable los costes de producción y distribución, la gratuidad de los medios digitales sigue sin ser sostenible desde el punto de vista económico debido a que la publicidad se abarata mucho más que en los medios tradicionales.

Algunas voces se aventuran a decir que la solución sería convertir este tipo de prensa gratuita en prensa de pago: así, cuando el lector esté más que acostumbrado a informarse gratuitamente a través de la red, irle cobrando pequeñas cantidades de dinero -a través de Paypal o suscripciones, por ejemplo- que se sumarían a los beneficios obtenidos por la publicidad. Yo discrepo un poco, ya que, ¿por qué pagar por algo que puedes tener 'por la gorra' en cualquier otro lugar del ciberespacio? Aunque también creo que nada en este mundo es gratis y que se debe pagar por los servicios de los que se hace uso.

Por último, me gustaría decir que aunque desde el principio de este post he estado hablando de la muerte de la prensa tradicional, no creo realmente que vaya a morir y a desaparecer. Cuando surgió la radio se pensó que ésta acabaría con los periódicos -¿para qué pararte a leer algo, si puedes escucharlo mientras haces otras cosas?-, cuando surgió la televisión se pensó que ésta acabaría con la radio -¿por qué conformarse con escuchar, si también puedes ver lo que sucede en el mundo?-, así que no resulta raro pensar que con el surgimiento de la era de las nuevas tecnologías, éstas acaben con el modo habitual de concebir la comunicación y el entretenimiento. Es cierto que internet ofrece multitud de conceptos con los que antes ni siquiera se soñaba, pero no por ello creo que la prensa escrita, la radio o la televisión vayan a desaparecer: considero necesaria una mutación para evolucionar y adaptarse a los nuevos medios de difusión (smartphones, tablets...) y, sobre todo, a una nueva sociedad que no se plantea esperar por nada ni por nadie para conseguir lo que quiere.